Fue como el rival fácil al cual el campeón y favorito no tendría problemas en derrotar. Sin embargo Hardy Paredes fue el convidado de piedra en la fiesta que se había preparado en Argentina para que el boxeador local, Daniel Dorrego, retuviera el cinturón el cinturón latinoamericano de los pesos ligeros de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). No por nada el boxeador argentino es el número 1 del mundo en la categoría ligero.
Llegando a este desafío con un discreto récord de 14 peleas ganadas y 9 perdidas, todo parecía en contra para el pugil chileno. Incluso sufrió un atropello un mes antes del combate lo que significó atrasar la fecha de la pelea, pactada en primera instancia para el 12 de mayo.
Este triunfo llevo a que Paredes, originario de Osorno y practicamente desconocido para la gran mayoría de los chilenos, tuviera un giro completo en su vida, y no solo deportiva. En lo que se refiere al boxeo propiamente tal pasó del lugar 330 del ránking de la OMB al puesto 4. Como muchos deportistas chilenos el apoyo económico por parte de los privados fue nulo pese a que se consagró campeón chileno en las categorías liviano y pluma. Algo que hoy está esperando para poder prepararse de buena manera y poder optar a la disputa del título mundial a fines de año, aunque antes espera disputar un par de peleas para llegar al número 1 del mundo.
La historia de Hardy Paredes es una muestra no solo de esfuerzo y superación, sino que también de los problemas que tienen muchos deportistas, sobre todo de disciplinas con menor difusión, para obtener apoyo monetario y poder desarrollarse de buena forma como deportistas. Es de esperar que esta vez, con un título latinoamericano, las empresas se la jueguen para que, quizás, podamos ver a un boxeador chileno como el mejor del mundo.
Escrito por: Daniel Arellano