Se ganó, pero, como pasa tantas veces en el fútbol chileno, se sufrió más de la cuenta. Y es que no fue fácil ganarle a Australia en el debut por el Mundial Brasil 2014. Los oceánicos complicaron más de la cuenta a Chile, cuando todo parecía más que fácil.
La Roja comenzó bien el partido y en los primeros 15 minutos ya ganaba por 2-0 con goles de Sánchez y Valdivia. Los indicios de una tarea compleja, de un partido apretado, quedaban atrás y se veía que, de no mediar nada grave, la tarea terminaría siendo fácil para La Roja.
Pero algo pasó. No por nada algunos dicen que el 2-0 es el resultado más peligroso en el fútbol. Chile se relajó, dejó venir a Australia que mantuvo su libreto de arroparse atrás, salir al contragolpe y ocupar su arma más temida que es el juego aéreo.
Desaplicaciones en la defensa llevaron a que Cahill colocara la cuota de incertidumbre. Comenzaron los nervios y el ruego para que el primer tiempo terminara pronto.
En el entretiempo se comenzaban a sacar las primeras conclusiones: Vidal no está para ser titular y, quizás, tampoco para el Mundial. Se le nota falto de fútbol y de fondo físico. ¿Una mala decisión llevarlo a Brasil 2014? Probablemente. A esto se sumó el bajo nivel de jugadores como Vargas o Isla y la manía casi endémica del jugador chileno de no tirar de media distancia.
Un segundo tiempo para el olvido, con poco que rescatar de Chile. El cansancio y el esfuerzo pasaban la cuenta, jugadores que pasaban desapercibidos en el campo de juego, y una falta de ideas son temas que preocupan pensando en los próximos partidos.
Los cambios realizados por Sampaoli ordenaron en cierta medida los problemas que tenía Chile, aunque la presión australiana tuvo a mal traer a la Roja. Una posición de adelanto y una tremenda salvada de Bravo nos salvaron del desastre.
Cuando el partido expiraba, Beausejour colocaba el 3-1 final. Un resultado algo mentiroso porque Chile pudo perfectamente haberse llevado el triunfo por un marcador más expresivo. Los errores cometidos hoy no se pueden repetir ante equipos de la talla de España u Holanda que no van a perdonarnos la vida, como si nos la perdonó Australia.
Por ahora a celebrar el triunfo mesuradamente. Se partió bien pero queda mucho por trabajar para que en el próximo partido nos toque sufrir mucho menos que en el día de hoy.
Escrito por Daniel Arellano
Foto: Gentileza Mario Dávila H | AgenciaUno