El básquetbol nacional femenino tuvo sus días de glorias en los años ’50, con una generación cuyos nombres siguen, hasta el día de hoy, enmarcados en letras doradas.
Quizás muchas personas hoy no lo sepan, pero hace 71 años atrás Chile tuvo el honor de recibir el I Mundial de Básquetbol Femenino, con Santiago como sede y las mejores jugadoras del orbe en nuestro país.
Si, el básquetbol femenino chileno se codeaba de igual a igual con las grandes potencias del orbe, algo que actualmente está muy lejos de suceder.
Era el año 1953 cuando Chile recibió nada menos que el I Mundial de Básquetbol Femenino, una cita que hoy estamos, por ahora, lejos de poder organizar.
Santiago fue la sede de esta gran certamen deportivo, donde Chile era uno de los favoritos, merced a su título sudamericano conseguido en Quito el año 1952. Por el otro lado aparecía Estados Unidos como el segundo gran favorito y todo decía que la final sería entre estos dos equipos.
La cancha se instaló nada menos que en el sector sur del Estadio Nacional, lugar al que asistieron 14000 personas para la ceremonia inaugural del sábado 7 de marzo de 1953.
«Dentro de su sencillez el acto tuvo toda la grandiosidad digna del torneo mundial que se iniciaba. Contribuyó al lucimiento y a la brillantez del espectáculo, desde luego, la gracia y simpatía de las basquetbolistas de Europa y de tres Américas reunidas y que llegaron para expresar en este primer certamen la categoría del basquetbol femenino que se juega en el mundo. De uniformes impecables y hasta elegantes como los de las chilenas y francesas o de tenidas deportivas multicolores, como los de las norteamericanas, todas atrayentes y vistosas. Tuvo encanto el desfile porque ellas, siempre mujeres, supieron lucir su femineidad realzada con sus atractivos físicos«, indicaba la Revista Estadio sobre este acto inaugural.
Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Estados Unidos, Francia, México, Paraguay, Perú y Suiza fueron los equipos que tomaron parte en esta I versión del Mundial. No asistieron los poderosos equipos de la denominada por entonces «Cortina de Hierro»: La Unión Soviética, Checoslovaquia y Hungría.
El formato de juego del Mundial fue el siguiente:
- Los 10 equipos fueron emparejados en duelos, donde los 5 ganadores pasaron al hexagonal final.
- Los equipos perdedores debieron disputar dos fases para definir al sexto integrante del hexagonal.
- Cuatro de los cinco equipos perdedores se emparejaron, pasando los ganadores de estos dos partidos a la disputa de un triangular final junto al quinto equipo que había perdido en la primera fase.
- El ganador del triangular clasificó al hexagonal final mientras que los otros equipos disputaron un cuadrangular para definir los puestos secundarios (7-10).
En la primera ronda, Chile buscó su paso al hexagonal final enfrentando a Suiza, ante 20000 personas que querían ver ganar si o si al conjunto nacional.
«Desde los primeros movimientos hubo más resolución en las suizas, y en un dos por tres ellas pusieron cifras en el marcador. Suiza, 3; Chile, 0. Un estilete para el desasosiego. El público abrió más los ojos y se acomodó mejor. ¡Vamos, que Suiza no era ningún pescadito fácil de engullir! Jugaban bien las niñas rubias de los Alpes: formaban una defensa de zona eficiente y las chilenas insistían en ataques estudiados para otra defensa«, era el relato de Don Pampa para Revista Estadio.
Tras los nervios del comienzo, el equipo chileno terminó por soltarse en la cancha sobre todo después del descanso. Un claro 33-20 al terminar el tercer cuarto demostró que Chile podía ganar en casa, ante un público que apoyaba pero que también era bastante crítico.
Pese a todo, las chilenas lograron sacar adelante el partido y terminaron ganando por 37-28, aunque en el último cuarto sacrificaron el espectáculo y aseguraron el triunfo, lo que evito un marcador más abultado a favor de la Roja.
«Una vez que Laura Piña y Catalina Meyer saquen a relucir sus aptitudes reconocidas de goleadoras, podrán fructificar más la técnica- y la táctica chilenas. La verdad es que la expresión del debut gustó, más que por lo rendido, por lo prometido para adelante. Onésima Reyes, de Tomé, debutante internacional, aún cuando no encestó todo lo que pudo, constituyó una revelación como centro y será, seguramente, una de las jugaderas locales que rendirán por sobre lo esperado a través del torneo. Hilda Ramos tomó el papel de conductora y además, con sus certeros disparos de distancia levantó al conjunto. Onésima e Hilda fueron piezas básicas en la noche del debut. Como también fue eficiente la colaboración de Elena Yávar y Marta Ortiz, y Carmen Carnazón, especialmente la primera, por su agresividad en los rebotes y el aplomo que siempre lució«, era el análisis de Revista Estadio.
Instaladas en la ronda final, las chilenas sufrirían una derrota inesperada en su primer partido por la búsqueda del título. Argentina sería el verdugo en el segundo encuentro, con triunfo para la albiceleste por 44-38. Una derrota ante el rival más débil del hexagonal no estaba en los cálculos de nadie.
Tan mal se vio el equipo nacional en ese encuentro con la albiceleste, que el primer cuarto fue para las trasandinas por 14-0. Si, Chile no metió ningún punto en esos primeros minutos de juego.
La Roja logró recuperarse en ese encuentro, aunque no fue suficiente para evitar una derrota, con la entrada de las experimentadas María Gallardo, Fedora Penelli y Catalina Meyer, quienes levantaron el juego nacional.
En su tercer partido, segundo por el hexagonal final, Chile enfrentó a Paraguay. Esta vez el equipo se vio mejor y borró varias dudas de los primeros partidos con un triunfo por 67-42.
«Se vio bien el equipo en el ataque, no así en la defensa, donde faltan jugadoras de vigor y agilidad, para defender el tablero y tomar los rebotes. Por allí comenzó el equipo a hacer agua la noche de la debacle. Amalia Villalobos es una jugadora nueva, que ha respondido con acierto, pero junto a ella falta otra de su rendimiento y con la experiencia que a la debutante le falta«, era el análisis de Revista Estadio del partido ante las paraguayas.
En el tercer partido del hexagonal, Chile enfrentó a Francia, un equipo que se había transformado en la revelación del torneo y al cual en algún momento se le dio como candidato a campeón del mundo gracias a su buen juego.
«En los dos primeros cuartos del partido se vio una lucha pareja. Francia jugaba con su eficacia y vistosidad conocidas; pero Chile iba al lado, oponiendo una defensa segura y una ariete formidable en Onésima Reyes. Ahí estaba por el centro, lanzando, tomando rebotes y obligando a Francia a una defensa desesperada, desplazándose con habilidad y aplomo imperturbable encima de las mismas frances y embocando en sus narices. Y no lo podían evitar; además, entraba Catalina Meyer y las obligaba al foul«, contaba Revista Estadio.
Las nacionales lograron sacar una importante ventaja en el segundo tiempo, aprovechando que la figura francesa Anne Marie Golchen recibió orden desde la banca europea de marcar a Onésima Reyes.
En el cierre, Chile lograba un 45-35 a su favor que demostraba el buen nivel de las nacionales, quienes aspiraban a levantar la Copa del Mundo en casa.
«Simple y sencillo el procedimiento, pero efectivo y temible para las francesas. Laterales vivaces, quiebres explosivos, y con Onésima en lo suyo, cercada por la defensa, marcada a veces por tres dentro del círculo, sacaba el doble con su parsimonia impresionante«, era el relato de Revista Estadio.
En su cuarto partido por el hexagonal final, Chile enfrentó a Brasil, dos equipos que ya se habían encontrado previamente en campeonatos sudamericanos.
El quinteto formado por las experimentadas Fedora Penelli, María Gallardo y Catalina Meyer junto a las debutantes Onésima Reyes y Amalia Villalobos saltó a la cancha dispuesto a sumar un nuevo triunfo nacional.
El equipó chileno fue superior mientras mantuvo a este quinteto en la cancha, llegando a tener una ventaja de 15 puntos: 35-20. Pero las cosas cambiaron cuando Penelli, Reyes y Villalobos se fueron a la banca en el último cuarto, con el fin de descansar para el último partido del hexagonal. Brasil aprovechó que las suplentes entraron nerviosas para tomar el control del juego y acercarse en el marcador.
El buen colchón logrado previamente por la Roja evitó que las brasileñas pudieran dar vuelta la situación, quedando el triunfo en manos chilenas por 41-36.
Así se llegó al partido final, en que Chile y Estados Unidos definieron al primer campeón mundial de básquetbol femenino, un 22 de marzo de 1953.
La Roja terminó siendo superada por las estadounidenses por 36-49, en una cancha a tablero vuelto con 20000 personas apoyando. Fue tal la cantidad de gente, que mucha no logró entrar al Estadio Nacional, debiendo devolverse a sus casas.
En lo que respecta al juego propiamente tal, Revista Estadio cuenta que «En la última noche el conjunto no pudo rendir lo mismo, porque EE. UU. jugó con una eficiencia notable; puso dinamismo en la acción, dejaron el desgano y de mascar «chewing-gum», y jugaron a ganar y para imponer su técnica maciza y eficiente, afirmada por la estatura de sus jugadoras, el mayor obstáculo para las chilenas, que sólo podían superarla con rapidez y agilidad. Y no las tuvieron«.
«Alcanzaron a jugar bien sólo en el primer cuarto, 9-6, y después fueron superadas en todo aspecto, desde el momento en que entró en acción Pauline Bowden, gigante pelirroja que esa noche se destapó como una embocadora formidable; 20 puntos ella sola, y dé nada valieron los esfuerzos de la defensa chilena. También era mucho para Chile, que no tuvo un fixture favorable y lo prueba el hecho de que en 72 horas tuvo que enfrentar a los tres más fuertes del torneo: Francia, Brasil y EE.UU.«, indica la crónica de Don Pampa.
El subcampeonato no fue bien recibido por algunos hinchas nacionales, quienes en el mismo partido final no duraron en gritar y lanzar monedas a la cancha, reacción que no logró empañar la buena organización del torneo.
Fue así como Chile se quedó con el subcampeonato del mundo, en una actuación que el básquetbol femenino nacional nunca más ha vuelto a realizar.
Con el paso del tiempo, el básquetbol femenino en nuestro país comenzó a quedarse atrás, mientras varios países evolucionaron y otros aparecieron en la escena mundial de este deporte. Disputar hoy un Mundial es casi una quimera para el alicaído básquetbol femenino chileno.
Estados Unidos en tanto, levantó la Copa del Mundo, la primera de muchas, y en la actualidad es la liga más importante y poderosa del mundo, con la disputa de la WNBA.
Sin embargo, ese equipo estadounidense, campeón en tierras chilenas, no era precisamente profesional, ni eran las mejores del país norteamericano. Sus jugadoras venían del Nashville Business College, un complejo educacional que «forma secretarias», por lo que debían entrenar después de terminar sus jornadas laborales.
«Fue, además, un equipo de jugadoras expertas, fogueadas, con muchos años de basquetbol. Resultaba difícil creerlo, viendo su aspecto juvenil y gracioso, pero sumaban, entre las nueve jugadoras, 70 años de experiencia. Todas empezaron muy pronto, en el liceo. Todas han seguido jugando desde entonces, sin interrupción. Porque les gusta el basquetbol, ya que ese deporte brinda muy pocas satisfacciones en los Estados Unidos. Para los hombres, están los grandes titulares, la gloria y la popularidad, las becas en grandes universidades y los sueldos fabulosos del profesionalismo. Para las muchachas no queda casi nada. Un buen encuentro de basquetbol femenino lleva dos mil personas a la cancha. Un partido corriente, no alcanza a llevar quinientas. Las norteamericanas sintieron la emoción de sus vidas, cuando salieron a jugar contra Paraguay y se encontraron ante diez mil espectadores. Los veinte mil que asistieron en la noche final constituyeron para ellas un espectáculo inolvidable. Algo que contarán el resto de sus días. Agnes Lloyd quería una fotografía del publico por que estaba segura de que en Nashville no les iban a creer«, dictaba la crónica de Pepe Nava sobre el conjunto estadounidense.
En lo que respecta a Chile, solo jugaría otros dos mundiales de básquetbol femenino. En 1957, cuando obtuvo el séptimo lugar, y en 1964, cuando terminó en el puesto 11.
Para el recuerdo quedaron los nombres de las jugadoras que dieron vida a la Roja en ese Mundial: María Gallardo (El gimnasio Monumental de Osorno, de donde era oriunda, lleva su nombre), Onésima Reyes, Elena Yávar, Alicia Hernández, Carmen Camazón, Fedora Penelli, Julia León, Lucrecia Terán, Marta Ortiz, Hilda Ramos, Laura Piña, Catalina Meyer. Lucy Tapia y Amalia Villalobos, dirigidas por la ex basquetbolista Tonka Karzulovic.
Escrito por Daniel Arellano
Foto: Archivo Revista Estadio
Información: Revista Estadio

2 respuestas a «El año en que Chile fue subcampeón mundial de Básquetbol Femenino»
Ayer 08/12/2024 falleció Amaría del Carmen Villalobos.
Excelente comentarios del periodista deportivo.el Sr. Guerrero o conocido como Dom Pampa .Iquiqueño por añafidurafon Carlos.que fue también periodista del Diario Ilustrado.y la basquetbolista de Lo Miranda,,,(Rancagua)…Lucrecia Terán…Gran recuerdo…