Mantener el impulso: el legado del Mundial de Ciclismo

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Columna escrita por Belén Fierro Saldaña
Profesora de Educación Física UMCE
Doctora en Educación PUC

Chile vivió días memorables. Por primera vez en la historia, nuestro país fue sede del Campeonato Mundial de Ciclismo de Pista Tissot UCI 2025, que reunió a más de 350 deportistas provenientes de más de 30 países.

El escenario no podría haber sido mejor: el Velódromo de Peñalolén, en Santiago, lució completamente renovado y homologado por la Unión Ciclista Internacional, consolidándose como una infraestructura deportiva de estándar mundial.

Este evento representó mucho más que una competencia: simbolizó la madurez deportiva de un país que, con esfuerzo y constancia, ha sabido posicionarse como anfitrión de grandes desafíos.

Para Chile, haber sido sede de un Mundial fue también un reconocimiento al trabajo sostenido de instituciones, entrenadores, federaciones y deportistas que han creído en el potencial del ciclismo, muchas veces sin los recursos ni la visibilidad que merecen.

La delegación chilena, integrada por 18 ciclistas, fue la más grande en la historia nacional de este deporte. Cada uno de ellos encarnó una historia de disciplina, sacrificio y pasión por la velocidad, que ahora se proyectó frente al mundo.

Más allá de los resultados, lo verdaderamente significativo es que este Mundial puso en valor un deporte que combina técnica, estrategia y un altísimo nivel de exigencia física y mental.

La transmisión por televisión abierta amplió el impacto social del evento. Permitió que niñas, niños y jóvenes de todo el país descubrieran nuevas alternativas deportivas, que las familias se reencontraran con la emoción de ver a Chile competir y que el ciclismo —tan ligado a la movilidad y la sustentabilidad— se posicionara como parte de una nueva cultura física nacional. En tiempos donde la inactividad y el sedentarismo siguen siendo un desafío, este tipo de hitos inspiran y abren horizontes.

Sin embargo, el legado no puede quedar solo en los días de competencia. Este Mundial debe ser un punto de partida para potenciar la formación deportiva, promover infraestructura segura y accesible y consolidar programas que acerquen el ciclismo a las escuelas y comunidades.

También nos invita a repensar nuestras ciudades, impulsando espacios donde moverse en bicicleta no sea solo una opción recreativa, sino una manera cotidiana de vivir más saludablemente.

El ciclismo enseña que avanzar requiere equilibrio, constancia y visión. Chile pedaleó con fuerza frente al mundo; el desafío será mantener ese impulso tras apagarse las luces del velódromo. Porque construir una cultura deportiva sólida no es una meta de llegada, sino una carrera de largo aliento que nos compromete a todos.

Belén Fierro Saldaña es Doctora en Educación PUC; Magister en Educación de la Universidad de Manchester, Inglaterra; Profesora de Educación Física, UMCE y Jefa del Diplomado en Actividad Física y Salud UC.

Foto: Sebastián Miranda / Team Chile

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