Crónica: Me contagié de COVID cubriendo Santiago 2023

Por Daniel Arellano
Director El Deportero

Tecnólogo Médico, Universidad de Chile

En esta oportunidad no escribiré sobre deportes propiamente tal, pero si habrá alguna relación.

Llegué a Santiago hace más de 2 semanas para cubrir los Juegos Panamericanos Santiago 2023, los primeros en los que iba a poder estar in situ luego de que mis intentos por ir a Toronto 2015 y Lima 2019 fracasaran por temas económicos.

Todo iba bien hasta que el pasado miércoles 1 de noviembre, el mismo día que la lluvia se hizo presente en la capital, comencé con un carraspeo de garganta. Nada grave.

El jueves 2 de noviembre el carraspeo fue un poco mayor y apareció algo de tos, pero lo relacioné con algún resfriado ocasionado por las condiciones cambiantes de temperatura de los últimos días.

Recién el viernes 3, y ante la aparición de algunos síntomas que me hicieron sospechar, decidí hacerme un test de antígenos el cual dio positivo para COVID-19, lo que implicó que desde ese día estoy aislado en la pieza del hotel.

Este viernes salí para dirigirme a un laboratorio clínico cercano para realizarme el PCR, prueba que confirma o desmiente el resultado entregado por el test de antígenos. Lamentablemente, la prueba dio positivo confirmando el diagnóstico de contagio por COVID-19.

Desde 2020 en adelante me había cuidado de manera extrema para no contagiarme la enfermedad, considerando los problemas que puede generar como el denominado COVID Largo y algunos otros problemas de salud a largo plazo que aún están siendo investigados. Esta vez, sin embargo, bajé la guardia alentado por las cifras entregadas por el MINSAL, las cuales daban a entender que la pandemia está controlada (lo cual es cierto, lo peor ya paso, pero la pandemia en términos estrictamente epidemiológicos no ha terminado).

Eso no quiere decir que el virus no siga con nosotros y que aún desconozcamos mucho sobre el. No sabemos si puede generar daños al sistema inmune (como indican algunas publicaciones científicas) o si puede provocar daños que se expresen en el organismo recién a largo plazo.

Llama también la atención que la organización de Santiago 2023 no haya tomado esta realidad en cuenta, siendo más bien reactiva que propositiva antes los posibles casos de COVID. No hubo solicitud de usar mascarillas en el Centro de Prensa a las personas que pudieran tener algún síntoma respiratorio ni se revisó que la infraestructura contara con sistemas de ventilación y filtración de aire para minimizar los riesgos de contagio.

Ahora bien, ¿Cómo me contagié?. No es fácil saberlo, pero sospecho de una colega extranjera que estuvo con mucha tos seca y que se sentó cerca de mi un par de días antes de que yo sintiera los primeros síntomas.

Por ahora no he tenido mayores problemas más allá de la tos seca, bastante molesta pero soportable. Esto ha sido así gracias a que estoy al día con las vacunas, por lo que hago un llamado a que se vacune, si aún no lo ha hecho. Eso puede marcar la diferencia entre tener una enfermedad tolerable a terminar en la urgencia de un hospital.

Con respecto al uso de las mascarilla vuelvo a ser un convencido de que su uso es estrictamente necesario, sobre todo en lugares cerrados y mal ventilados. Mientras no tengamos vacunas que nos permitan evitar la enfermedad (hoy solo la atenúan), debemos mantener su uso como medida de precaución.

También está el tema de los sistemas de ventilación y filtración de aire, sobre los cuales se ha hablado poco y nada. Estos sistemas permiten disminuir la cantidad de aerosoles respiratorios, a través de los cuales se transmiten enfermedades como la gripe y el COVID, disminuyendo las posibilidades de contagio.

Hasta aquí esta crónica, la cual busca llamar la atención sobre esta enfermedad y la necesidad de seguir cuidándose. Que la pandemia no ha pasado todavía y que estamos lejos de acabar con el virus e incluso de entender todas sus implicancias en nuestra salud a mediano y largo plazo. Ojalá las autoridades, partiendo por la Ministra de Salud, no se sigan haciendo los tontos con un virus que es más dañino de lo que parece.

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