Deporte y trabajo

El tema de esta columna tiene que ver como nuestra vida laboral afecta las posibilidades que tenemos de practicar deporte, específicamente en la sociedad chilena.

Todos sabemos, y hemos vivido en carne propia, las largas jornadas de trabajo, sobre todo en ciudades grandes como Santiago, donde el horario de salida puede ser, fácilmente, a las 21:00 hrs.

Si a eso le agregamos que el trayecto de vuelta a nuestros hogares no es algo menor, que debemos reservar tiempo para la familia, amigos, estudios, etc, el tiempo que se le pueda dedicar al deporte es casi nulo.

Por eso el chileno, pero por sobre todo aquel que habita en las grandes ciudades, es categorizado como «deportista de fin de semana». Y esto se produce por esta gran falta de tiempo en nuestras agendas como para poder practicar deporte.

Incluso las empresas parece que no tienen muy claro que el deporte, y la actividad física en general, son importantes en el rendimiento de los trabajadores e incluso en que estos tengan un porcentaje menor de ausencia laboral por enfermedad. No son muchas las que poseen centros deportivos que los trabajadores pueden usar cuando quieran o bien implementan la llamada «gimnasia laboral» que permite ejercitarse por algunos minutos en el mismo lugar de trabajo, con clases a cargo de profesores especializados.

Pero se ven algunos avances importantes, pequeños aún, pero que llevan a pensar que los trabajadores y las empresas de a poco se dan cuenta de la importancia del deporte en nuestras vidas, como estilo de vida y actividad que previene diversos problemas (siempre y cuando sea orientado de manera profesional) como el estrés, enfermedades, etc. Ya sea por interés personal del trabajador que tiene los recursos (y el tiempo) para entrar a un gimnasio, hasta lugares donde se realizan diariamente unos 10 a 15 minutos de gimnasia laboral.

Sin embargo aún nos queda mucho que avanzar en esta área. Sonaría utópico, quizás, soñar con que cada empresa tenga un gimnasio donde los trabajadores puedan ejercitarse siendo orientados por profesores especializados (sobre todo en oficinas, donde el sedentarismo es alto por el mismo tipo de trabajo). Pero si, creo yo, se puede tomar al deporte como una actividad preventiva con beneficios tremendos en la salud de las personas, en el control del estrés, en el fomento de una mejor convivencia dentro de la misma empresa, etc.

Quizás sea el momento de que se generen políticas deportivas enfocadas a la gente que trabaja. Sería un gran avance para nuestro país y, de paso, bajaríamos los niveles de sedentarismo y obesidad.

Escrito por: Daniel Arellano

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