Durante 16 años, El Deportero no ha tocado el fútbol masculino chileno. Ni la Roja, ni el Campeonato Nacional. Con suerte algo de fútbol femenino, pero sobre todo se han difundido otros formatos con menos difusión como el fútbol playa, el futsal y el fútbol paralímpico.
Permítame hoy romper por una vez la línea editorial.
Lo que se vive hoy en el fútbol chileno no da para más.
La derrota ante Bolivia por 1-2 en el Estadio Nacional, es por lejos uno de los papelones más grandes en la historia del fútbol chileno.
Está al nivel o peor aún de esa derrota en el mismo Estadio Nacional por 0-2 ante Venezuela en las clasificatorias a Corea-Japón 2002.
Es una muestra de que el fútbol chileno tocó fondo.
¿Quiénes son los culpables?.
Partamos por la conducción del fútbol nacional, hoy a cargo de Pablo Milad.
Desde su llegada a la presidencia de la ANFP, Milad ha demostrado una completa ineptitud en su cargo.
La dirección del fútbol chileno bajo la dirección de Milad ostenta el magro récord de no haber logrado la clasificación a ningún Mundial, sea de varones o mujeres, de cualquier categoría, en todo su mandato.
Al fracaso deportivo se suman los problemas económicos, la crisis arbitral, la exclusión de Chile como sede del Mundial 2030, un nulo peso en la CONMEBOL (pese a que Milad es uno de los vicepresidentes del ente que controla el fútbol sudamericano), el bajo nivel de las competencias internas, el poco interés en el trabajo de las divisiones inferiores y el fútbol femenino, entre otras.
Pero Milad no es el único culpable de la crisis del fútbol chileno.
Existen otros personajes y entes a los cuales se debe apuntar con el dedo.
Las Sociedades Anónimas Deportivas también tienen mucha responsabilidad.
Los empresarios que llegaron al fútbol lo hicieron no necesariamente por amor a las camisetas de los clubes que compraron.
Mucho del bajo nivel de la ligas internas pasa por ellos, buscando comprar barato para vender caro, sin ningún proyecto de desarrollo a mediano o a largo plazo.
Estos empresarios se olvidaron del fútbol joven que es, al fin y al cabo, la base desde donde surgen los futuros jugadores de nuestro país.
Cuando aparece un jugador que vale la pena, la mentalidad cortoplacista de estos empresarios los lleva a tratar de venderlo al extranjero lo más rápido posible.
Si bien ver el fútbol como un negocio no es malo, estos empresarios han terminado por alejar a las familias de los estadios. Sin inversión en seguridad; sin tomar medidas contra las barras bravas; sin entender que un equipo exitoso, sobre todo a nivel internacional, no se arma de la noche a la mañana y simplemente buscando recibir el cheque de la televisión cada mes, es imposible avanzar.
Otro actor del fútbol que también tiene cierta responsabilidad en esta crisis es el Instituto Nacional del Fútbol (INAF).
Desde hace tiempo se apunta al bajo nivel que muestran los egresados de este centro educacional, donde se forman los futuros entrenadores y árbitros de nuestro país.
Es cosa de ver lo que sucede con los tres grandes del fútbol nacional: Ninguno tiene como entrenador a un chileno. Dos argentinos y un brasileño están a cargo de los clubes con más popularidad de nuestro país.
Esto también se nota en el nivel de varios jugadores nacionales que compiten en nuestras canchas. Muchos de estos parecen jugadores de futbolito, con toques insulsos que no sirven de nada, haciendo lujos que no aportan en nada al juego y con una mentalidad donde parece importar más el dinero, los autos de lujos y salir con modelos que convertirse en ídolos de los clubes en que juegan.
Lamentablemente, la calidad de nuestros jugadores hoy es mala. Muy pocos, por no decir ninguno, tiene el nivel y la calidad para jugar en ligas de nivel mundial. Con suerte les alcanza para México, Arabia Saudita o ligas europeas de segundo orden como Dinamarca o Turquía.
No puedo dejar de lado una institución que en cierta medida se ha transformado en un cáncer durante los últimos tiempos: los representantes.
Si bien son importantes para varios aspectos en la carrera de un jugador, varios de ellos hoy se aparecen cuando el futbolista se encuentra en pleno proceso de crecimiento, disputando las (olvidadas) series inferiores. En este acceso, el representante termina siendo más un estorbo que una ayuda, colocando expectativas en el jugador que no son reales. Al final terminamos con chicos de 16 años saltándose etapas y siendo vendidos a ligas de segundo orden, en vez de dar la «vuelta larga», la cual implica más tiempo y trabajo, pero donde es más probable alcanzar el éxito en serio.
Raya para la suma, la crisis del fútbol chileno no pasa solo por nombres.
Puedes sacar a Milad, a Gareca (que a mi juicio ya no cumplió el objetivo para el que lo trajeron y debería irse) y al que quieras. El problema es mucho más profundo que solo una persona. Es un sistema completo el que está mal y poder cambiarlo va a tomar años o incluso décadas.
Este es mi análisis. Puedo estar equivocado o no. Mi idea es aportar algo, muy poco, en el debate sobre el fútbol chileno.
Escrito por Daniel Arellano
Foto: Laroja.cl
Una respuesta a «Los culpables de matar al fútbol chileno»
Todo lo que tu escribes, te encuentro toda la razón, pero este declive parte desde las sociedades anónimas. Ellos no quieren invertir en las inferiores por que para ellos es un cacho y es gastar dinero. A ellos no le interesa invertir a futuro. Por qué no le interesa el futbol y nunca le a interesado.
Por eso hoy tenemos la liga más mediocre de sudamérica y aun no tocamos fondo.
Y en las inferiores el que tiene plata juega. No están los que realmente tienen condiciones, tu dime como se mejora esto.