“Puedes perder mil soldados, pero un estandarte o blasón lo llevas siempre prendido de tu chaqueta”-Francisco I, emperador de Austria.
Hablar de personas como Don Fernando Riera, es hablar de años vinosos de nuestro fútbol y de nuestra vida ciudadana, de años donde más que futbolistas, profesionales o amateurs, dentro de una cancha eran todos camaradas de vida. Es hablar de años donde los códigos de camarín guiaban a todo el mundo, periodistas y jugadores, donde las relaciones se formaban en tertulias en cafés y bohemia. Y, sin embargo, es hablar de modernidad, revolución y reformas profundas al deporte como se conocía por ese entonces.
Hoy por hoy se pueden hacer mil homenajes en la prensa destacando su figura de seriedad, de trabajo a largo plazo y de profesionalismo, cosa que caerá casi en el lugar común tan útil para los medios (donde, seamos serios, viendo las notas de LUN se nota que impera la ley del mínimo esfuerzo), pero prefiero destacar el carácter de reformador que tuvo su estilo de conducción más que todo lo anterior que seguramente será ensalzado en demasía.
En una época donde no se estilaba mucha dedicación a full en el tema deportivo, y los triunfos eran más productos del extremo talento de los nuestros (caso Manuel Plaza o doña Marlene Ahrens), más que por un trabajo dedicado y consensuado del tipo interdisciplinario, Riera fue capaz de insuflar todo ese estilo europeo que cambió el paradigma existente de que el jugador podía estar en la cantina hasta una hora antes del partido e igual reventarla ese día (no quería dar nombres, pero un grande como el Charro Moreno era conocido por esas “virtudes”, je).
Como ingeniero, es un interesantísimo caso de estudio el de Riera. Se podría decir que, quizás sin querer, quizás a sabiendas, fue el primero en Chile que implementó el estilo asiático de gestión y administración, donde lo que importa es un proceso estructurado sin dejar de lado que lo que te piden son resultados al final del día. Asimismo, la constante renovación y motivación hacia la fuerza de trabajo, haciéndolos partícipes del proceso mismo de reformulación (el Pluto Contreras contaba en un documental que Riera le pedía que para apurar la salida reventara largo en diagonal, pero el Pluto gustaba de jugar hacia el costado en corto, fue tanto lo que hinchó y lo hizo entrenar esa jugada que al final lo convenció y Contreras además de su técnica como defensor ganó un respetable remate de distancia).
Riera, es el reflejo de que la convicción le gana a la impaciencia. Chile se tuvo que comer bastantes goleadas en una gira-campamento contra equipos europeos, desde que asumió su mandato, para que sus jugadores entendieran que les faltaba mucho en lo físico y en lo táctico para, por lo bajo, no pasar vergüenzas en el mundial del ’62. Fue tanto el golpe a la confianza de los jugadores que asumieron la propuesta a pie juntilla. En un mundo como hoy, donde si pierdes 2 partidos te quieren quemar la casa, Riera no hubiera durado 3 meses al mando de la Roja.
Hacer un homenaje póstumo a alguien que ya tuvo todo el reconocimiento en vida, sería fútil y nos más que un fuego fatuo a estas altura, yo creo que el Tata se siente contento con tener por siempre el respeto de los que dirigió.
“Las medallas con el tiempo se oxidan, los galvano acumulan pelusas, el cariño y respeto de los que acompañar en el caminar de la vida es lo único que importa” (Sir Alex Ferguson al momento de ser nombrado caballero).
Escrito por: Hoznet
Una respuesta a «Adios Fernando Riera (1920-2010)»
Un grande que hizo escuela y se ganó el respeto de sus dirigidos y del verdadero hincha del fútbol.
Saludos