La ex pesista y ex seleccionada nacional Elizabeth Cortéz vivía un segundo aire en su relación con el deporte. Tras dar por cerrado su paso como deportista de alto rendimiento, la oriunda de Iquique encontró su lugar como entrenadora de pesas y de para powerlifting. Todo parecía ir sobre ruedas hasta junio del 2021, cuando se contagió de COVID-19 y debió luchar por su vida, pasando más de 20 días en la UCI, intubada y en coma.
Tras esa experiencia, que marcó su vida, la hoy entrenadora se encuentra tratando de volver a la normalidad, luego de que la enfermedad la dejara con secuelas, sin saber aún si se mantendrán de por vida o si podrá recuperarse en un 100%.
La distancia llevó a que esta conversación se realizara vía whatsapp. Cortéz contó como fueron esos momentos complejos.
LAS HORAS OSCURAS
Los días más difíciles en la vida de Elizabeth comenzaron en junio del 2021. Por lo que ha podido averiguar “fue un familiar el que llegó con el virus y me contagió”.
En un comienzo, Cortéz no pensó que se había contagiado de COVID-19: “A los días empecé con un simple resfrío. Pensaba que me había dado un resfrío. Después vino la fiebre, pasaba todo el día con fiebre y frío. Al último no sentía el sabor de las comidas”.
Tras eso vinieron las complicaciones, que la llevaron al hospital. “Todavía recuerdo el día 22 de junio. No sentía ningún sabor. Mi prima me llevó al hospital para que me examinarán pero al bajar las escaleras me faltaba el aire y no podía respirar”.
“Lo que recuerdo es que al tomar mis datos me ingresaron y luego me desmaye. Cuando desperté estaba con unas nariceras bien anchas de oxígeno y mi prima llorando. El médico se me acerca y que me dice que no tenía pulmones y que aparte del COVID tenía neumonía. Tuve suerte de venir al hospital por qué no la hubiera contado un día más. Ahí me dan la noticia que me iban a hospitalizar y a intubar”, agrega.
Cortéz recuerda que la intubación se dio de manera bastante rápida, debido a su mal estado. “Si, fue al otro día. Pedí que viniera mi prima por qué sabía que no iba a resistir la intubación, le di algunas indicaciones de mis cosas, le dije que estaba en paz y que me iba tranquila, le dije igual que quería mucho a mi familia. Mi prima me decía que me iba a esperar afuera. Le pedí que me abrazara y se fue corriendo conmigo hasta llegar adonde me iban a intubar. Recuerdo darme vuelta y entro a la sala, después se puso todo negro”, recuerda.
En esos complejos instantes, la hoy entrenadora pensó que podía no salir con vida de esta situación. “Cuando pase la noche antes de la intubación soñé con mi mamá que falleció hace 7 años y mi prima me dijo que cuando se despidió de mi, yo tenía otro semblante”, indica.
Durante varios días, Cortéz luchó por su vida dando una dura lucha contra el virus: “Estuve hospitalizada 42 días. Fueron más de 21 días en coma, creo. Recuerdo que cuando desperté sentía que estaba en otro lado, que no estaba en Chile. También me dijeron que tenían que prepararme para sacarme el tubo y si no se lograba con éxito me tenían que hacer una traqueotomía”.
“Cuando despierto fue raro por qué había una doctora, una enfermera y un enfermero. Lo único que sentía era esa máquina que sonaba a cada rato y me miraban muy afligidos. Fue impactante porque solamente movía mis ojos, no podía mover mi cuerpo y no podía hablar. Fue una tortura. Empecé a sentir dolores y no poder moverme era desesperante”, rememora.
LA VIDA POST COVID
Tras salir del Hospital comenzó un largo proceso de recuperación para Elizabeth, el cual aún no termina, además de retomar su trabajo como entrenadora.
Con respecto a las secuelas, estas no fueron menores: “Perdí bastante peso. En mi lado derecho no siento toda la mano todavía y no puedo caminar sola, me tienen que sujetar. Debería estar usando silla o burrito pero siempre digo antes muerta que sencilla. Voy evolucionando de a poco. Espero este año estar al 100%”.
“Estoy con fonoaudióloga y kinesiólogo. Ya no hablo como antes, eso sí, y estoy en proceso de rehabilitación”, agregó la ex seleccionada nacional.
La iquiqueña comenta que los médicos le han dicho que su rehabilitación “es un proceso lento. En un tiempo más me van a evaluar si quedaré así, permanente, o podré recuperarme al 100%”.
Sin embargo, Cortéz hace un mea culpa, indicando que al momento de contagiarse no se había vacunado: “Nunca me vacuné. No me vacuné por floja si no que no quería salir y más que mi papi estaba delicado de salud no quería contagiarlo de nada. Al final, el falleció y a los días me contagié”.
Hoy, la ex pesista se ha puesto al día en el proceso de vacunación. “Voy en la tercera dosis ahora, ya que como estaba inmune al bicho. Lo otro, no podía bajar escaleras e ir a vacunarme. Como ahora estoy haciendo mi vida normal estoy haciendo todo a su debido tiempo”, comenta.
En conjunto con su proceso de rehabilitación y el ponerse al día con las vacunas, Cortéz también retomó sus actividades laborales como entrenadora de pesas y para powerlifting, aunque no ha sido fácil: “Fue difícil por que ya no puedo hacer lo que hacía antes, tuve que pedir un ayudante. Lo que si, mi voz ya no es la misma, no es la voz con fuerza que tenía, es más débil producto de la intubación pero me estoy acostumbrando. El ruido al principio me molestaba mucho, llegaba con mucho dolor de cabeza, pero ya me estoy acostumbrando”.
La experiencia con la enfermedad, que la tuvo cerca de la muerte, cambió la manera de enfrentar la vida de la deportista nortina. “Ahora veo más claras las cosas. Algunas personas me dicen que me volví más fría, no es eso sí no que me di cuenta que primero estoy yo y después el resto. Antes siempre veía por el resto y después por mi”, reflexiona.
Cortéz no olvida el trabajo del equipo de salud que le salvó la vida, al punto que tiene una no menor invitación para los profesionales que estuvieron con ella en esos duros días: “Con mi prima nos vamos a contactar con el equipo de salud. Yo sé quiénes son las personas que me ayudaron y las enfermeras. Quiero darles un agradecimiento, como la mayoría eran estudiantes, estoy esperando que se normalicen los casos para acercarme al hospital y darles las gracias. Les prometí 15 cajas de pizza. Aunque no lo creas, invite hasta a la doctora y al doctor a comer al Kentucky”.
Realizado por Daniel Arellano
Foto: Archivo La Tercera