Escrito por José Antonio Lizana
Quizás este sea el legado de periodistas sempiternos y no especializados, de comentaristas sin sentido crítico y carentes de todo análisis. Muchos de ellos han privilegiado la condescendencia con los auspiciadores, la línea editorial a la que deben obedecer en sus medios u otros intereses particulares. Todo esto ha entorpecido la difusión y masificación del deporte.
Asimismo, los bloques deportivos de los noticiarios cubren en exclusiva los sabores y sinsabores del fútbol masculino, un mínimo porcentaje para el tenis y de los demás deportes nada se sabe.
Seguramente las empresas desprecian a otros deportes que no tienen el imán comercial del balompié. Sin embargo, cuando hay triunfos de otras disciplinas, tampoco desperdician la oportunidad para subirse al carro de la victoria, como lo sucedido con las “Marcianitas” del hockey patín y la historia del megamercado que adosó su publicidad de manera “express” en los pantalones de las deportistas a minutos de que éstas entraran a jugar la semifinal del campeonato que posteriormente ganaron en el Mundial de Chile 2006.
A mediados de los noventa, el comentarista Eduardo Guillermo Bonvallet impuso un estilo didáctico con su pizarra. El ex seleccionado revolucionó el medio deportivo, desterrando así transmisiones lánguidas y poco técnicas a las que estábamos acostumbrados. Esto lo hizo poseedor de innumerables adeptos que religiosamente seguían su prédica futbolística y los movimientos tácticos que el autodenominado “Gurú”, explicaba después de cada partido de la “Roja” rumbo al Mundial de Francia ’98.
El estilo mordaz, directo e irreverente de sus comentarios fue un hito radial y televisivo, a tal punto de que muchos hinchas, casi feligreses, seguían sus comentarios después de los partidos de la Selección.
En ese período, el “Gurú” también criticó a los fanáticos criollos por su falta de identidad y los mandó a ponerse la camiseta roja para alentar a la Selección.
Cómo nos gustaría decir que en cada chileno hay un entrenador, tal como se jactan nuestros vecinos argentinos, que con gran propiedad hablan de fútbol en cualquier parte y se detienen a discrepar la alineaciones de los clubes y de la Selección.
En tenis, el coach Horacio de la Peña popularizó un estilo pedagógico en televisión, a tal punto que el sinigual imitador Stefan Kramer lo caracterizó en el Festival de Viña del Mar: “Si vos tomás el ráquet… y le pegás a la bola… si además de eso, vos le agregás el top spin… la angulás…”.
El argentino utilizaba la tecnología y en una pizarra electrónica mostraba los mejores golpes y debilidades de los tenistas, todo para una mejor comprensión del juego; además contestaba en vivo los correos y las consultas que le enviaban los telespectadores.
Asimismo, en este último tiempo, ha crecido el entusiasmo por participar en las maratones que convocan las grandes marcas deportivas, donde los cupos se completan y muchos quedan afuera.
Personalmente, una rebelde lesión lumbar no me permite seguir participando en estas competencias, pero de igual forma guardo con cariño los números y las poleras de todas las corridas de 10 K que participé. Fui uno más de esos locos lindos que se levantan los domingos al alba, para ver nacer el sol y sentir más fuerte la respiración y el corazón.
Para crear una cultura deportiva se necesita un mayor esfuerzo de todos los que componen la estructura: Gobierno, federaciones, medios de comunicación, empresas y público en general. Lamentablemente, en los programas de los candidatos presidenciales y en la vertiginosa competencia por el poder, se hacen muchas promesas en nombre del deporte, pero muy pocas se cumplen.
Asimismo, me duele que medios independientes como «El Deportero», tengan que estar casi «mendigando» por apoyo, cuando hace más de una década, nos trajo gratuitamente los mejores eventos, donde nuestros deportistas compitieron. Esto confirma, que en Chile no hay cultura deportiva.
Foto: germantoro.cl
José Antonio Lizana es escritor, diplomado en periodismo deportivo, fundador del Colectivo de Escritores Deportivos Independientes y autor de los libros Ceacheí, Rayando la cancha, Mojando la camiseta, Pisando la pelota y Pelota en las redes sociales. En 2009 el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile le otorgó el premio “Aporte a la Literatura Deportiva”.