El atletismo nacional se ha visto envuelto en una grave polémica en las últimas horas, tras la finalización de los Juegos Panamericanos Santiago 2023.
Primero fue la atleta Poulette Cardoch, quien denunció haber sido sacada del relevo 4×400 damas solo un par de horas antes de la final. La representante nacional apuntó sus dardos al entrenador de relevos, Marcelo Gajardo.
Luego, fue otra atleta nacional, Berdine Castillo, quien entregó su versión sobre el tema, confirmando lo dicho por Cardoch y entregando nuevos antecedentes, incluyendo presiones de Ximena Restrepo, madre de la seleccionada nacional Martina Weil.
Durante esta jornada de miércoles la bola de nieve aumentó de tamaño. Primero, Martina Weil subió un vídeo a su cuenta de Instagram en el cual pidió perdón a Cardoch y Castillo mientras que Isidora Jiménez (quien participó en el relevo 4×100 femenino) entregó su apoyo a las atletas que hicieron la denuncia.
Entregados todos estos antecedentes, uno debería preguntarse, ¿Por qué pasó esto en el atletismo nacional?.
La respuesta a esa pregunta no debe venir tanto de las deportistas sino que de arriba, de quienes están al mando del atletismo nacional.
Esta polémica no habría pasado a mayores si desde un comienzo hubiera existido una norma clara, que no diera lugar a ningún tipo de interpretación, para definir quienes deberían conformar los relevos nacionales en el atletismo de los Juegos Santiago 2023.
Con una norma así, que no diera pie a ninguna ambigüedad, no hubiera pasado lo que estamos viendo hoy.
Incluso, si hubiera existido la posibilidad de cambiar a alguna integrante por un tema de rendimiento, debería haber existido una norma clara y por escrito que indicara hasta que día se podría haber realizado ese cambio y bajo que condiciones, con el fin de que tanto el entrenador como las atletas supieran de antemano las reglas del juego.
No se trata solo de que la regla esté escrita, sino de que sea absolutamente clara y de que todos(as) la conozcan. Al parecer, esto fue lo que faltó en esta oportunidad.
Punto aparte para el papel que, al parecer, tuvieron las madres de algunas deportistas.
En las últimas horas se apunta a Leslie Cooper, madre de Fernanda Mackenna, como alguien que trató de hacer lobby a favor de su hija, para que esta corriera en la posta 4×400.
¿Cuándo los padres y madres de los(as) deportistas van a entender que no son los técnicos?. ¿Qué no son quienes toman las decisiones?. ¿No entienden que al final lo único que logran al meter la nariz es generarle un problema a sus hijos e hijas?.
Lo importante ahora es investigar y definir las responsabilidades. Habrá que tomar decisiones duras pero, ojalá, no se termine cortando el hilo por lo más delgado.
Que lo que pasó en el atletismo sea un llamado de atención para otras disciplinas y para el deporte chileno en general.
Que de una vez por todas se acabe el amiguismo, el lobby, el clasismo y muchos otros males que aún subsisten en nuestro deporte nacional.
Escrito por Daniel Arellano
Foto: Archivo Marcelo Hernández / Santiago 2023 vía Photosport