Vicente Vásquez, autor de «28 días de felicidad»: «Fui un absoluto privilegiado de vivir esto y contarlo»

Vicente Vásquez es periodista de la Universidad Católica de Chile además de escritor. Esta última faceta lo ha llevado a publicar dos libros de relatos relacionados con el fútbol: ‘El gol de Lucila’ (2019) y ‘Una vida en la garganta’ (2022).

En esta oportunidad, Vásquez deja el fútbol para recalar en el polideportivo con su libro «28 días de felicidad: Crónicas de los Juegos Santiago 2023”, en el cual recoge su experiencia cubriendo el evento como parte del equipo de Comunicaciones de la Corporación.

El libro está pensado en un formato inclusivo, ya que a través del uso de códigos QR es posible acceder al material original referido en cada crónica. A la vez, los artículos pueden ser leídos y escuchados.

La obra, editada por Subterranis y distribuida por Trayecto Comunicaciones, tendrá su lanzamiento oficial el próximo jueves 18 de julio, a las 18:30 hrs, en el auditorio de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, ubicado en Alameda 340, Santiago. Si quieres asistir debes inscribirte aquí.

En El Deportero conversamos con Vicente para saber algo más de este libro y de su experiencia en Santiago 2023.

¿Cómo nace la idea de escribir este libro sobre Santiago 2023?

Me apasiona el periodismo deportivo, lo he ejercido a través de la escritura y la publicación. Sabía lo trascendental que podía ser Santiago 2023 para el deporte nacional, por eso, cuando me llegó la oportunidad concreta tres semanas antes de los Juegos, renuncié a mi trabajo y me lancé a la piscina. Ahí trabajé en el equipo de Comunicaciones de la Corporación, publicando notas escritas para el sitio web oficial.

La idea no era perder fuerzas compitiendo con el resto de los medios, sino encontrar historias humanas, de «segunda capa». Toda la curiosidad servía para contar algo. Así fueron ocurriendo cosas impensadas y accedí a facetas de los protagonistas que no son tan conocidas.

Tanto dentro como fuera de la Corporación, quienes leían mis artículos gustaban del estilo que propongo, a veces bien literario y descriptivo. Una especie de formato «retro».

Apenas terminaron los Juegos, con toda esa efervescencia encima y a flor de piel, estaba convencido de que esos 28 días fueron felices para un montón de gente, más allá de a quienes entrevisté o conocí por diferentes gestiones.

Con el paso de los meses, percibo un alegre recuerdo en los ojos de quienes se enteran de este proyecto, que no es un «copy-paste» de las notas, sino un relato que mezcla mi testimonio con el de los demás. Lo bonito de esta etapa, es sentir que se nos ilumina el rostro al volver a hablar de Santiago 2023.

¿Qué va a encontrar el lector en «28 días de Felicidad»?

Va a encontrar una mirada personal que poco a poco se funde con la de los demás. Eso ha sido un horizonte en mi escritura, es mi tercer libro y en todos intento hacer esa mezcla.

También, una trastienda, un «lado B», un resumen emocional de aquellos 28 días: cómo respiramos un aire distinto, la alegría de la gente en la calle, la manera en que nos enamoramos de más deportes y disciplinas.

Con el libro, creo que lectores y lectoras verán a Santiago 2023 como algo más que un evento mega deportivo, sino una chance de modelar el país, una una manera de mirarnos a los ojos y construir hacia delante. Los logros obtenidos son una expresión colectiva, la disposición de un montón de voluntades.

¿Qué historia de las publicadas en el libro fue la que más llamó tu atención?

Sin dudas, la de Santiago Ford (llamada «El saludo») es clave para sentir la médula del libro. Es la que me comprometió de manera más profunda en lo emocional durante los Juegos.

Creo que es mejor dejar los detalles para el relato en el texto, pero puedo decir que fue muy importante poder conversar desde Cuba con Adolfo y Julia, los papás de Santiago, y enfatizar cómo se logró. Sin morbo, con respeto ante una historia muy dura e impactante.

Desde tu experiencia trabajando en la Corporación Santiago 2023 ¿Qué resaltarías de la organización y qué crees que se pudo haber mejorado?

El tiempo transcurrido entre mi entrada a la Corporación y el inicio de los Juegos se puede tomar con la siguiente analogía: me invitaron a una «pichanga» programada a las 18:00, pero el mensaje llegó a las 17:59. Era un montón de información, con toda la tensión encima y los ojos puestos en una organización cuestionada. Más aun, en un año crítico para la transparencia en la sociedad civil.

En general, se notó que el trabajo previo sirvió y la coordinación resultó muy bien. Es demasiado cercana la evaluación, pero fue un comentario que me llegó durante y después de Santiago 2023. Hubo una reacción positiva y feliz del público acerca de lo que vivió, fuera en directo o por los medios de comunicación. De fondo, dejamos una bella imagen al mundo.

Todo pasó muy rápido, pero cuando se fue la efervescencia llegué a la conclusión de que no hubo la misma consistencia organizativa desde la adjudicación de los Juegos hasta su ejecución. Con más tiempo trabajando a la intensidad del último tramo, quizás hubiese salido realmente perfecto. Ojalá sea una lección con la postulación a los Juegos Olímpicos de 2036, lo que nos trae la posibilidad de soñar, pero también trabajar desde ya.

Replicar estos 28 días y volver a vivir esta felicidad, requiere 12 años de esfuerzo. Y en eso debemos comprometernos todos, no sólo las autoridades de turno. Así, lleguemos o no a Santiago 2036, el deporte estará más presente en Chile. No podemos pensar el legado solo en la infraestructura para el alto rendimiento. El éxito a largo plazo se consigue cuando la sociedad es parte de este flujo. Todos podemos estar a la altura.

Tras lo vivido en Santiago 2023 ¿Sientes que en Chile faltan escritores y libros orientados a otras disciplinas deportivas?

Es evidente que el fútbol se lleva gran parte de la atención mediática deportiva. De hecho, mis dos primeros libros son futboleros, podría asumir sin tapujos que soy parte del problema.

Ahora, la literatura y el hábito de leer en Chile son campos cada vez más complejos de difundir. En ese sentido, prefiero que se publiquen miles libros de fútbol chileno a que no existan. De todos modos, considero necesario el atrevimiento para jugársela por disciplinas menos conocidas. En eso cualquiera puede influir: los hinchas, lectores, espectadores, periodistas, dirigentes y los mismos deportistas. Si nos apuntamos entre todos con el dedo, quedaremos estancados en el mismo pantano. Santiago 2023 nos trajo esa chance: el público es capaz de emocionarse con algo más que el fútbol o el tenis.

Confío en que nuestros niños y niñas se están inspirando en nuevos héroes y heroínas que destacaron en los Juegos. Esa inspiración puede plasmarse así, con más textos dedicados a deportes que en la actualidad siguen dependiendo de rifas y colectas para competir.

¿Cómo te marcaron los Juegos en lo personal?

Fui un absoluto privilegiado de vivir esto y contarlo. Tener acceso a una capa bien profunda de historias y emociones. En lo personal, me encantó poder abordar estos Juegos de forma empática y humana. Por ejemplo, además de la historia de Santiago Ford y sus padres, valoro mucho poder plasmar en el libro la amistad entre Alberto Abarza y Gabrielzinho, por qué Tania Zeng lleva tanto tiempo en Chile, parte del éxito de Valentina Toro explicado en su infancia y el «último baile» del canadiense Patrick Anderson, el «Messi» del básquetbol en silla de ruedas.

Hasta el momento, Santiago 2023 fue la mejor experiencia que tuve en mi vida. De seguro lo fue para otras personas. Me consta. Espero que no sea una marca fugaz en nuestra historia y su impacto se refleje en varias generaciones.

Entrevista realizada por Daniel Arellano
Foto: Prensa «28 Días de Felicidad»

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